En más de una decena de películas, y con la colaboración de su amiga, la escritora Agustina Bessa-Luís, Manoel de Oliveira (1908-2015), la mayor referencia de la historia del cine portugués, filmó, cantó y reveló los lugares y la naturaleza más profunda del valle del Duero. Aniki-Bóbó, Oporto de mi infanciay El valle Abraham son títulos indiscutibles para acompañar un viaje a esta región única del norte de Portugal.

Hay una escena en El extraño caso de Angélica (2010) en la que el protagonista, Isaac, vuela sobre el río y el valle del Duero abrazado al fantasma sonriente de una joven que murió inesperadamente una noche de lluvia, en Régua, y cuyo cadáver Isaac había sido llamado para fotografíar para el álbum de familia.

Se trata de la evocación de un caso real, vivido por el propio Manoel de Oliveira en la década de 1940, cuando le llamaron para fotografíar el cadáver de una prima de su mujer durante el velatorio. «La joven estaba muy herm...


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