Erre, a, eme, be, ele, a

Cuando los uruguayos pensamos en la palabra «rambla» la imagen que se posa en nuestro entrecejo es la de la gran avenida que bordea la costa del mar en la ciudad de Montevideo. No comparece en el pensamiento la arena, aunque el sentido etimológico de rambla se acuna en el vocablo árabe «ramla», que quiere decir «arenal». Muy excepcionalmente y muy atrás en la secuencia de pensamientos pueden aparecer las ramblas de Barcelona y la coqueta avenida arbolada en el cantero central. Pero eso casi nunca pasa. Nuestra Rambla es el camino costero, nuestro balcón al mar, nuestro punto de fuga toda vez que necesitamos pensar o llegar más pronto al Cerro (un extremo), o a Carrasco (el otro).

Siempre la Rambla indica un camino, siempre el camino se asoma al mar, siempre el mar convive con ese trayecto de granito rojo y espíritu racionalista. Tal vez nuestra memoria o nuestra imaginación se fije en la línea entera: los veintidós kilómetros de curvas y repechos que tien...


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